Cómo saber si la miel es 100% pura y natural. ¿Cómo reconocer una miel auténtica? Una guía práctica.

La miel es definida por los estándares del Codex Alimentarius como una sustancia dulce natural producida por las abejas a partir del néctar de las plantas o secreciones de sus partes vivas. Las abejas recolectan estas sustancias, las transforman y deshidratan mediante procesos enzimáticos, y las almacenan en panales hasta obtener un producto apto para el consumo humano.
Históricamente, la miel ha sido valorada por sus múltiples usos medicinales, entre ellos sus propiedades antienvejecimiento, su capacidad para fortalecer el sistema inmunológico y su efectividad como antibacteriano natural. Además, ha sido empleada en el tratamiento de afecciones respiratorias como la flema bronquial, el dolor de garganta, la tos y los resfriados. Diversos estudios científicos también han demostrado sus propiedades antiinflamatorias, antioxidantes y anticancerígenas, con efectos positivos frente al cáncer de mama, cérvix, próstata y osteosarcoma.
El consumo de miel puede ser tanto oral como tópico. En vía oral, se ha reportado su eficacia para tratar afecciones como laringitis, osteoporosis, úlceras gastrointestinales, anorexia, insomnio, estreñimiento y enfermedades hepáticas, cardiovasculares y digestivas. En su aplicación tópica, se prescribe para el manejo de eccemas, herpes labial, heridas estériles e infectadas, lesiones genitales, quemaduras, cicatrices quirúrgicas y pie de atleta.
En este contexto, la industria alimentaria ha puesto especial atención en la miel como producto funcional de alta demanda, dado el creciente interés de los consumidores por alimentos saludables. Sin embargo, esta demanda ha hecho de la miel un blanco recurrente para la adulteración, una práctica que implica la alteración deliberada de su composición mediante la adición de azúcares, jarabes u otros ingredientes de bajo costo con fines lucrativos.
¿Cómo se adultera la miel?
La adulteración ocurre por la adición a la miel de jarabes de glucosa, fructosa o sacarosa, así como de sustancias menos convencionales como plátano maduro, papa, melaza o harinas de maíz y trigo. Existen diferentes métodos de adulteración:
- Adulteración directa: consiste en la adición de jarabes de azúcar (como jarabe de maíz de alta fructosa – HFCS, jarabe de azúcar invertido, entre otros) directamente a la miel ya cosechada.
- Adulteración indirecta: se realiza mediante la alimentación excesiva de las abejas con jarabes industriales durante la recolección de néctar, lo cual altera la composición natural del producto.
- Adulteración por mezcla: se lleva a cabo al combinar mieles de alta calidad con otras de bajo valor comercial o con mezclas previamente adulteradas.
Estos métodos, especialmente la adulteración directa, modifican parámetros químicos esenciales de la miel. Esto significa que cambian algunas de las sustancias que le dan sus propiedades, como el contenido de proteínas, aminoácidos (en especial prolina) y minerales (como potasio y sodio). De hecho, la prolina es más útil para detectar fraudes que mirar solo cuánta proteína tiene la miel. La cantidad de prolina en una miel pura suele estar entre 180 y 300 miligramos por kilo. Si tiene menos de eso, es una señal clara de que probablemente fue adulterada.
Además, los científicos pueden usar una técnica llamada análisis isotópico de carbono para saber si la miel fue mezclada con azúcares artificiales. Este análisis examina la “huella” del carbono en los azúcares de la miel y en sus proteínas. En todo caso, las pruebas de laboratorio son el método más confiable para determinar la autenticidad de la miel.
¿Qué pasa si consumo miel adulterada?
Desde el punto de vista de salud pública, los adulterantes pueden causar graves efectos adversos como incremento de la glucosa en sangre, riesgo de diabetes tipo II, obesidad, hipertensión, hígado graso, daños renales, y aumento de la grasa corporal total, con posibles desenlaces fatales.
En términos económicos, la adulteración afecta negativamente tanto a productores honestos como al consumidor final. Se estima que una gran parte de la miel comercializada actualmente carece de valor nutricional, siendo simplemente sacarosa caramelizada. Esto contribuye a una pérdida de confianza en el producto y a una depreciación de su valor en el mercado, afectando la actividad apícola ya golpeada por factores como el cambio climático, el uso indiscriminado de pesticidas y la pérdida de biodiversidad.
¿Cómo se identifica una miel auténtica?
Dada la complejidad del producto y la diversidad y sofisticación de los métodos de adulteración, se han desarrollado diversas técnicas de autenticación. Los análisis de laboratorio son los más confiables. Estos se enfocan principalmente en dos aspectos: el tipo de producción (contenido de azúcares, humedad, presencia de polen) y el origen geográfico y botánico.
Aunque no sustituyen al análisis de laboratorio, hay algunos tips que podemos usar en casa y que pueden dar indicios sobre la autenticidad de la miel:
- Etiqueta: Busca mieles que contengan información sobre su origen geográfico y floral. Además, el producto no debe contener ingredientes distintos a la miel de abejas. Si dice “jarabe sabor a miel”, descártala!
- Cristalización natural: la miel pura tiende a cristalizar homogéneamente; si permanece líquida incluso en clima frío, podría estar adulterada.
- Precio: Una miel auténtica tendrá un precio de mercado acorde con su costo de producción. La miel colombiana proviene en su gran mayoría de pequeños apicultores que tienen un nivel medio o bajo de tecnificación, es decir que usan métodos tradicionales y/o artesanales en su producción. Además la miel se cosecha por lo general de una a dos veces en el año e implica un arduo trabajo. Si está muy barata, sospecha!
- Productores locales: busca comprar miel a empresas y productores locales y reconocidos. Esto apoya la economía de la zona y es un buen indicador de pureza del producto.
Reconocer una miel auténtica es clave para proteger la salud, apoyar una apicultura sostenible y preservar los beneficios ecosistémicos de las abejas. Como consumidores, podemos exigir trazabilidad, apoyar productores locales confiables y, cuando sea posible, utilizar herramientas de análisis o pruebas prácticas que revelen la verdadera calidad de la miel que consumimos.
La autenticidad de la miel no es solo un tema técnico: es un compromiso con la salud, la transparencia y la sostenibilidad.
Fuentes:
Collantes G., R. D., Del Cid A., R., & Jerkovic, M. (2024). Adulteración de la miel de abeja: un riesgo para la sostenibilidad apícola [Bee honey adulteration: a risk to beekeeping sustainability]. Synergia, 3(1), 304. https://doi.org/10.48204/synergia.v3n1.5093
Fakhlaei, R., Selamat, J., Khatib, A., Razis, A. F. A., Sukor, R., Ahmad, S., & Babadi, A. A. (2020). The Toxic Impact of Honey Adulteration: A Review. Foods, 9(11), 1538. https://doi.org/10.3390/foods9111538